[vc_row][vc_column][vc_column_text]Su nombre kāma significa ‘deseo sexual’ (según algunos monjes hindúes: ‘lujuria’) y deva: ‘dios’.

El conocido libro Kāma Sūtra (‘aforismos de Kāma’ o ‘máximas sobre el amor’) está inspirado en este dios hindú. Su esposa era Rati, la diosa de la primavera, ambos fueron creadores de las enseñanzas del Kama-Sutra.

Representado como un hombre joven, alado y muy hermoso, Kandarpa (kamadeva) iría ataviado con un arco de caña de azúcar y flechas (decoradas con cinco tipos de flores). Estas flechas serían capaces de hacer surgir el amor de hasta el más frío de los seres, pero también serían las causantes de la propia muerte de Kandarpa.

Cuenta la leyenda que una vez, en el Kumara Sambhava, Kandarpa (Kandarpa) quiso ayudar a la doncella Parvati para que pudiera conseguir el amor del Señor Shivá. Por este motivo, la deidad no dudó en usar sus flechas de flores para despertar el amor y los deseos de Shivá, a pesar de que se encontraba sumido en la meditación.

Esta función de celestino al parecer no terminó por salirle bien, pues Shiva, al despertar de su meditación, se enfadó enormemente. Abrió su terrible tercer ojo y con una mirada de furia incineró a Kandarpa. En pocos segundos el dios del amor había quedado completamente reducido a cenizas.

A pesar de este acontecimiento, Shivá terminó por unirse a Parvati. El problema vino después, cuando fueron conscientes de que con la aniquilación de Kandarpa, el mundo se tornaría completamente frígido. El deseo sexual desaparecería, y por tanto, las posibilidades de regeneración del cosmos eran nulas.

Parvati decidió hablar con Shivá intentando convencerlo de que la muerte de Kandarpa era una desgracia. Así, el señor Shivá finalmente decidió resucitar al dios, de esa forma el mundo podría volver a reproducirse sin problemas. No obstante, la resurrección no fue corpórea, en su defecto Kandarpa tan sólo sería resucitado en espíritu y quedaría como una imagen mental para la eternidad.

Ahora siempre sería recordado como “Kamadeva”.

Cuando Rati vió que su marido había sido reducido a cenizas, su dolor no tuvo límites. Al principio, perdió el conocimiento. Cuando se recuperó se lamentó, ¡Ay de mí! ¿Qué va a pasar a mí? Mi esposo, mi amor, ¿A dónde has ido? Los dioses y Rati buscaron a Shiva. ¿Qué pasaría con Rati ahora? Shiva respondió: Lo que ha sucedido, ya pasó. Nada se puede hacer sobre Kandarpa ahora. Eventualmente nacerá en la ciudad de Dvaraka como Pradyumna hijo de Krishna. Rati hasta entonces se reunirá con Kandarpa. Pero hasta ese momento, dejénla que simplemente espere.

Este mito parece albergar una enseñanza de Shiva a la humanidad. Los seres humanos deben valorar más el estado mental antes que el emocional y la lujuria física. Incluso algunos hinduístas interpretan este mito como una enseñanza de Shiva acerca de la importancia del estado mental de la existencia -simbolizada en su meditación- sobre los estímulos del deseo y el amor físico -simbolizados por el flechazo de Kamadeva-.

Pero lo cierto es que Kamadeva es muy anterior al hinduismo, y que éste último defiende el celibato a quemarropa como único vehículo para preservar la pureza del cuerpo, justamente lo opuesto a lo que propone el pequeño dios alado; que sabe íntimamente que no hay mayor pureza que la comunión física y espiritual entre dos cuerpos que se desean.

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