El olfato es uno de los sentidos más poderosos del ser humano, vivimos rodeados de multitud de olores y todo ellos repercuten de muchas formas sobre el cuerpo y la mente. A través del sistema olfativo abrimos una amplio abanico de sensaciones, somos capaces de captar mucha información que el cuerpo humano administra y gestiona, generando una determinada respuesta según el estímulo.
Los malos olores pueden repercutir nuestro estado físico causando incluso vómitos, dolor de cabeza o indisposición. A nivel psíquico los efectos son también muy visibles, puede ser causa de estrés, decaimiento, nerviosismo, etc. Por otro lado, los olores agradables tienden a potenciar connotaciones positivas y beneficiosas como relajación, estimulación, antidepresivos y combaten la ansiedad.
El incienso natural por ejemplo, es tradicionalmente uno de los aromas más utilizados para elaborar atmósferas de paz y armonía. Además, se sabe que tradiciones místicas utilizaban el incienso como un conductor entre el mundo de la materia y el del espíritu.
Los inciensos naturales se extraen de las resinas y la función de éstas es proteger y nutrir a los árboles; de ahí que su aroma tenga tantas propiedades beneficiosas.
Pero no todo se basa en la tradición en torno al aroma del incienso, un reciente estudio realizado por la universidad de Johns Hopkins y la universidad hebrea de Jerusalén, afirmó que el incienso natural, en contacto con el ser humano, activa canales iónicos del cerebro. Como resultado se crea un estado de relajación neurológica.
Lo curioso de este estudio es cómo la ciencia llega a las mismas conclusiones que la mística y la tradición de pueblos legendarios. Años atrás las teorías científicas no daban cabida a que el incienso tuviera propiedades que van más allá de lo sensorial. Hoy se asume que allanan el terreno para la oración, el rezo o la meditación.
Según otro trabajo realizado por Leslie Voshall, el ser humano es capaz de distinguir al menos un billón de olores diferentes; esto confirma la importancia del olfato para la vida y el entorno de las personas.
Lo que es innegable a estas alturas es que el sentido olfativo es una de las puertas más precisas para generar estados internos, captar información del entorno y modificar comportamientos o establecer inclinaciones por determinados ambientes y alimentos.