Shivaísmo

En el shivaísmo (o religión saiva o saivita) la deidad principal es Shiva-Rudra, y en la que Brahmá y Visnú son considerados dioses menores.

En la religión védica más antigua, la única deidad destructora era Rudra (‘terrible’), pero posteriormente en el hinduismo se volvió usual darle a ese dios el nombre eufemístico de Shiva, ‘auspicioso’ (así como en Grecia a las Furias se las terminó llamando Euménides, ‘las Gracias’).

En su calidad de destructor, a veces se le llama Kāla (‘negro’), y es entonces identificado con el tiempo, aunque su función destructiva activa es entonces asignada a su esposa bajo el nombre de Kali. Como deidad de la reproducción (concomitante a la destrucción), el símbolo de Shiva es un monolito de piedra o de mármol llamado lingam.

Originalmente había doce shiva-linga, siendo los más conocidos los de Somanatha (en Guyarat), Maja-Kala (en Ujjayinī) y Visuésvara (en Benarés). A finales del siglo XIX, en India se estimaba que había más de 30 millones de linga.

Shiva tiene tres ojos, uno de los cuales está en medio de su frente (denotando su capacidad de ver las tres divisiones del tiempo: pasado, presente y futuro), su piel es de color azul grisáceo (cubierta de cenizas).

Una luna en cuarto creciente situada sobre su frente representa la división del tiempo en meses, una serpiente alrededor de su cuello representa la división en años y un collar de calaveras la sucesiva extinción y generación de las razas de la humanidad.

Tiene varias serpientes enroscadas en sus brazos, su cabello está enredado en varias matas sobre su cabeza y forma un rodete en punta sobre la frente. Encima de este hueco se ve el rebote y la materialización del río Ganges (la madre Ganga, ‘la Rápida’ o literalmente ga-n-gā ‘va y va’), a quien él intercepta en su eterna caída invisible desde el cielo (en Gangotri, un glaciar de los montes Hima-alaya o ‘morada del hielo’) para evitar que hundiera la Tierra por su fuerza.

Cuando los dioses batieron el océano de leche para generar el néctar que los volvería inmortales, lo primero que se produjo fue el veneno, que podía destruir el mundo. Shiva se lo bebió para salvar a todos los seres del mundo, por eso su garganta adoptó un color azul y él fue llamado Nila Kantha (‘cuello azul’), y también fue llamado Loka Nayaki (salvador del mundo).

En una de sus cuatro manos sostiene un tri-shūla o tridente (también llamado Pinaka). Los shivaístas creen que denota su combinación de los tres atributos de Creador, Destructor y Regenerador. También sostiene un tamborcito damaru (con forma de reloj de arena).

Sus sirvientes se llaman pramathas (‘atormentadores’) y son considerados seres sobrenaturales, quienes forman tropas (gana), cuyo líder es el hijo de Shiva: Ganesha (‘señor de las tropas’) o Ganapati (‘líder de las tropas’), representado como un muchacho regordete con cabeza de elefante.

Su esposa Satí es el objeto de adoración de los shaktas y los tántrikas.

Recibe muchos nombres:

Dakshaiani: ‘hija de Daksha’
Durga: ‘cárcel’ o literalmente dur-gā, ‘difícil de escaparse’
Kali: ‘negra’
Gauri: ‘dorada’
Uma
Bhavani.

Ella se suicidó cuando su padre Daksha insultó a su esposo ausente.

Shiva se volvió a casar con Parvatī (‘del monte Parvata’), diciendo que ella era la reencarnación de Satí.

Shiva también es adorado como un gran asceta. Existe un mito acerca de que en una ocasión quemó con su tercer ojo a Kama (‘deseo erótico’, siendo los Kāma-sūtras sus aforismos), el alado dios del amor, quien —mientras Shiva estaba dedicado a una severa meditación— le había disparado sus flechas de flores para hacerle enamorar de quien terminaría siendo su segunda esposa, Parvatī. Desde entonces a Kama se le conoce como An-anga (‘sin-forma’, incorpóreo).

Las escrituras de los shivaístas dicen que con la mirada ardiente de su tercer ojo quema el universo, incluidos a Brahmá y a Visnú, y se unta sus cenizas mortuorias por todo el cuerpo. Por eso los adoradores de Shiva se cubren de cenizas. También usan cuentas de semillas de rudraksa (‘ojos de Rudra’), las cuales dicen que surgieron al caer lágrimas de los ojos de Shiva o Rudra, cuando iba a destruir Tripura (las ‘tres ciudades’ de los asuras o demonios).

La paradisíaca residencia de Shiva se encuentra en el monte Kailash.

Tiene tres hijos:

Aiapa (generado con la diosa Mojini, que es una encarnación femenina del dios varón Visnú), luego de la muerte del demonio Bhaumasura.
Kartikeia o Skanda (dios de la guerra).
Ganesha.

En el capítulo 69 del Shiva-purana y en el capítulo 17 del Anushasana Parva del Majabhárata se nombran 1008 nombres de Shiva, siendo los más conocidos:

Hara: ‘destructor’
Īsha: ‘señor’
Īśwara: ‘el señor mejor’
Kedaranath: ‘señor del rey Kedara’
Majadeva: ‘gran-dios’
Mahéshvara: ‘el gran señor mejor’
Rudra: ‘terrible’

Samba

Śambhú: ‘dador de felicidad’
Śankara: ‘causa de felicidad’

El tercer ojo: el tercer ojo de Shiva en su frente es el ojo de la sabiduría, conocido como bindi. Es el ojo que ve más allá de lo evidente. En consecuencia, a Shiva se lo conoce como Tri-netri-īshwara (‘señor de los tres ojos’). El tercer ojo de Shiva es comúnmente asociado con su energía salvaje que destruye a los malhechores y los pecados.

El collar de la cobra: el dios Shiva está más allá de los poderes de la muerte. Ingirió el veneno kalketu para el bienestar del universo. Para no ser herido por este veneno, se dice que su consorte Parvati ató una cobra a su cuello. Esto retuvo el veneno en su garganta y, por consiguiente, la tornó azul. De ahí su nombre Nīla-kantha (‘garganta azul’). La peligrosa cobra representa a la muerte, que Shiva ha conquistado completamente. Shiva también es conocido como Nageśwara (‘señor de las serpientes’). Las cobras alrededor de su cuello también representan la energía dormida y yaciente, Kundalinī.

Media luna: Shiva lleva en su frente la luna en su quinto día (panchami). Está ubicada cerca del tercer ojo y demuestra el poder del Soma (la ofrenda sacrificial, que representa a la Luna). Significa que Shiva posee el poder de la procreación junto con el poder de la destrucción. La Luna también es una medida de tiempo, por consiguiente también representa su control sobre el tiempo. Shiva entonces es conocido por los nombres de Somasundara (Soma: ‘dios de la Luna’; súndara: ‘hermoso’) y Chandrashekara (chandra: ‘luna’; śekhara: ‘corona’). Refiere también al símbolo de su montura, un toro.

Cabello enmarañado (jata): el ondeo de su cabello lo representa como el dios del viento, o Vaiu, que es la forma sutil de aliento presente en todas las formas vivientes. Por consiguiente, es Shiva como la línea vital de todos los seres vivos. Él es Pashupatinath.

El río Ganges: el sagrado río fluye desde el cabello de Shiva. El rey BhaguiRatha pidió a la madre Ganga que descendiera en este planeta para que purificara sus pecados y los de los humanos. El dios Shiva ofreció su enmarañado cabello para detener su caída desde los planetas celestiales. El flujo del agua es uno de los cinco elementos que componen el universo y desde el cual la Tierra nace. El Ganges también representa fertilidad y el aspecto creativo de Rudra.
El tambor: el sonido del damaru en la mano de Shiva es el origen de la palabra universal que da origen a todo lenguaje y expresión.

Vibhuti: se trata de las tres líneas de ceniza dibujadas en la frente y representa la esencia de nuestro ser, que permanece aún después de los malas (impurezas de la ignorancia, el ego y la acción) y vasanas (gustos y disgustos, apego al cuerpo, al mundo, a la fama, los entretenimientos mundanos, etc.) han sido quemadas en el fuego del conocimiento. El vibhuti es reverenciado como la forma de Shiva y simboliza la inmortalidad del alma y la gloria manifiesta del dios.

Ceniza: Shiva cubre su cuerpo con bhasma (ceniza de crematorio) que señala la filosofía de la vida y la muerte y el hecho de que la muerte es la realidad última de la vida.
Piel de tigre: el tigre es el vehículo de Shaktí, la diosa del poder y la fuerza. Shiva está más allá y por encima de cualquier tipo de fuerza. Es el señor de Śakti. La piel de tigre simboliza la victoria sobre toda fuerza. Sentado sobre la misma, Shiva enseña que ha conquistado el deseo.

El elefante y la piel del venado: Shiva también viste con la piel de un elefante. Los elefantes simbolizan el orgullo. Vestir su piel simboliza la conquista del orgullo. Similarmente, el venado simboliza el saltar de la mente, su parpadeo. Vistiendo la piel del venado simboliza que ha controlado la mente a la perfección.

Rudraksa: Shiva viste bandas en sus muñecas de madera de rudraksha (‘ojos de Rudra’), a la que se le atribuye poderes medicinales.

El tridente: el trishula simboliza las tres funciones de la tríada: la creación, el mantenimiento y la destrucción. El tridente en la mano de Shiva indica que todos los tres aspectos están bajo su control. Se dice que la antigua ciudad de Kashi (actual Benarés), queda justo sobre el trishul. Como un arma el tridente representa el instrumento de castigo al malhechor en los tres planos: espiritual, mental y físico. Otra interpretación del tridente es que representa el pasado, el presente y el futuro. El tridente en la mano de Rudra indica su control sobre el tiempo.

Otras formas y tradiciones

El escritor Adi Śankara interpreta el nombre de Shiva como ‘puro’ o ‘aquel que purifica a todos mediante la mención de su nombre’. Esto es, Shiva no es afectado por los tres gunas (características) de prakriti (materia): sattvá (bondad), rayas (pasión) y tamas (oscuridad).

Adicionalmente, Shiva también significa ‘favorable’o ‘bueno’. Frecuentemente se representa como el esposo de Uma o Párvati. En el proceso de manifestación, Shiva es la conciencia primitiva y crea a los otros miembros del trimurti. Es simbolizado por la sabiduría de la serpiente. Tiene muchos otros nombres, por ejemplo, Shankará (‘causante de prosperidad’) y Mahadeva (‘gran dios’).

Shiva le dio su hacha (paraśu) a Parasurama, un avatar de Visnú y discípulo de Dattátreia (encarnación combinada de Brahmá, Visnú y Shiva). El gran arco de Shiva se llama Pinaka y, por consiguiente, él es llamado Pinaki. La mayoría de las representaciones de Shiva muestra el Tridente, otra de sus armas, en el fondo. También es conocido por haber entregado a Pandava Arjuna el arma divina Pashupata, bajo la condición de usarla únicamente contra alguien de fuerzas iguales o, de otra manera, el arma habría de destruir al reino mortal.

Según los adoradores de la diosa Kali, ésta nació cuando Shiva miró dentro de sí mismo. Ella es considerada como su reflejo, la divina Adi-shakti o energía primordial mientras que él es el Señor Supremo carente de forma, tiempo y espacio.

En otra versión, Kali fue a destruir los asuras que atacaban Suargá-Loka, pero se llenó de ira y los destruía de tal forma que puso en peligro el balance natural entre bien y mal que permite la creación. Para calmarla, Shiva se acostó en el suelo a su paso. Cuando ella lo pisó, lo miró y se dio cuenta de a quién había pisado, dándose cuenta de sus acciones y, avergozada por sus actos, se mordió la lengua.

Como Natarásh (‘rey del baile’), Shiva simboliza el baile del universo, con todos sus cuerpos celestiales y leyes naturales complementándose y balanceando el uno al otro. A veces, también se simboliza haciendo su danza de la destrucción, tandava, en el momento del pralaia (disolución del universo, al final de cada kalpa).

Algunos hindúes, especialmente los smartas (seguidores de las regulaciones smriti), creen que Shiva es una de las muchas formas del atman o el Brahman. En cambio los shivaístas lo ven como el verdadero Dios del cual todas las demás deidades y principales emanaron. Esta visión está usualmente relacionada con los grupos bhakti (devocionales) del shivaísmo.

Aun cuando está definido como el destructor en su aspecto Rudra, Shiva es el dios más benevolente. Uno de sus nombres es Ashutosh, aquel a quien es fácil complacer (āśu: ‘rápido’; tosha: ‘satisfacción’). Sus devotos creen que el dios Shiva puede dar muchas bendiciones (tanto materiales como espirituales) a cambio de poco.

Shiva es la realidad última de la felicidad y el éxtasis y todo se completa en él. Shiva está más allá de la descripción, de la manifestación, limitación de la forma, tiempo o espacio. Es eterno, infinito y siempre permanece, todo lo conoce y es omnipotente.

Según los Puranas que lo glorifican a él por encima de otros dioses, Shiva es el dios que Rama (encarnación de Visnú) adoró en Ramésuaram. También el dios Krisná (encarnación de Visnú) lo adoró para tener un hijo que fuera un guerrero invencible. El buen dios Shiva respondió las plegarias de Krisná y lo bendijo con un hijo. Krisná llamó a este hijo Samba, en honor a Shiva.

Otra encarnación de Shiva es el sabio Durvasa.

Adoración de Shiva por fuera del hinduismo

Shintoísmo

En Japón, en donde muchas deidades hindúes son adoradas por la relación que estas dos naciones mantuvieron, Shiva es conocido como Shiba y Daikoki (que significa ‘negro’, pues el señor Shiva está cubierto por cenizas de los cadáveres cremados y se le llama Kala o Kali).

Avatares de Shiva

Agni. En el Majabhárata se dice que el señor Agni es un avatar de Shiva.
Indra. Se dice que el señor Shiva es el mismo Indra. Los Pauravas son héroes del Rig vedá y su señor era Indra. En el Rig vedá, el señor Indra se llama a sí mismo Shiva en muchas ocasiones (2.20.3, 6.45.17, 8.93.3). Ambos son dioses relacionados con la planta soma.
Jánuman. En el Jánuman-chalisa y en el Shiva-purana se dice que Śrī Jánuman (el antropoide devoto del señor Rama) es una encarnación de Shiva.
Bhairava: otra forma similar al Kali de Durga.
Ardhanaríshwara: ‘mitad Shiva, mitad Parvatī’ (siendo ardha: ‘mitad’, narī: ‘mujer’, femenino de nara ‘hombre’; īshuara: ‘señor’), encarnación combinada de los esposos.
Lingam: al señor Shiva se lo venera en la forma del Shivling (falo de Shiva) porque es un yogui que niega su cuerpo y su sexualidad. El símbolo de los Purus era este falo.
Agastia. Algunos proponen que este rishi (sabio) védico era una encarnación del señor Shiva. Se dice que este rishi inició la veneración de Shiva en el sur de la India.
Durvasa, un mítico sabio célibe y neurótico, declaraba que no podía controlar su ira debido a que era una encarnación del iracundo Rudra.
Shankar (788-820): maestro que inició la doctrina vedanta (una de las seis dárshanas) y restauró el brahmanismo, contra el pacifismo budista. En varios textos él declaraba ser una encarnación de Shiva (esta forma de autopropaganda es utilizada aún hoy en la India). Aunque Shankar creía en el nirguna Brahman (Dios sin ningún atributo), aun así veneraba a Shiva.