Vale la pena preguntarse por qué el incienso se ha utilizado regularmente durante siglos a través de diversas religiones y creencias, ya sea católica, judía, budista, hindú, entre otras.
Una de las razones más importantes, por las que se utiliza el incienso, es porque purifica el aire y además tiene un extraordinario efecto calmante sobre nuestra mente. Al igual que la vela ilumina una habitación oscura, el efecto aromático del incienso ofrece tranquilidad a nuestros sentidos.
Se dice que el incienso tiene varios efectos medicinales también. Muchas civilizaciones anteriores utilizaron incienso como medicina herbaria para tratar trastornos en la salud. Esto, de hecho, forma la base de la aromaterapia. Muchos ingredientes del incienso se utilizan como medicinas por todo el mundo.
Se dice que el incienso, durante la meditación, disipa la energía negativa; la quema del incienso ayuda a crear un estado positivo en la mente y ayuda a condicionar la mente para asociar la fragancia con una mente positiva y tranquila.
Una meditación exitosa depende completamente del estado mental del meditador; el incienso y las velas facilitan la meditación. Mientras que una vela crea un impacto visual positivo, ciertas fragancias en el incienso imparten impulsos positivos al cerebro. Más importante aún, estos impulsos positivos, con el tiempo, se convierten en una respuesta natural a ese incienso en particular. La mente se “condiciona” para responder de una manera particular cuando se usa ese incienso.
Al igual que tus pertenencias personales, el incienso que deberás utilizar durante la meditación, debe ser de un tipo especial para ser utilizado sólo durante la meditación.
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