De los diferentes materiales con los que se elaboran las diversas variedades de inciensos, el copal es, posiblemente, una de las más históricas y esotéricas. El incienso de copal se remonta a la época prehispánica, y era una parte importante en la región Mesoamérica, en sus ofrendas y rituales.

El incienso de copal ha sido considerado, hasta hoy en día, como un lazo de unión entre lo divino y lo terrenal, y un perfecto canalizador de energías. El incienso de copal fue elemento indispensable en el culto de estos pueblos para ofrendar a dioses, limpiar templos, funerales, etc. No había ceremonia o evento importante en estos pueblos sin la poderosa fragancia del incienso de copal; por ejemplo el pueblo Inca quemaba la resina de copal en platos de oro como ofrenda al sol.

Algúnos de los códices encontrados, muestran dibujos de la vida en los pueblos y ahí se puede ver cómo dioses o sacerdotes hacían ofrendas de copal. Además de usarse como incienso, se han descubierto otros usos, por ejemplo, se han encontrado ofrendas con copal en forma de pequeñas tortillas, tamales o granos de maíz. Por eso, estudiosos de las antiguas culturas Inca y Maya, piensan que el copal fue considerado alimento para los dioses. También se ha descubierto que el copal además era utilizado como pegamento para hacer incrustaciones en las máscaras y, mezclado con pigmentos, se usaba para fabricar pinturas para los murales.